Día 6 - Chitwan, A lomos de un elefante

Último día en Nepal y de camino a India.

Es la última oportunidad de ver el rinoceronte. Y no ha parado de llover ni un instante. La ropa sigue mojada de ayer, con tanta humedad la única forma de secarla es tenerla puesta.  Sin desayunar nos vamos directo a donde tienen los elefantes. 

Nos toca esperar porque somos tres y hacen falta cuatro para un elefante. Pero al final nos montamos sólo los 3 en un elefante joven de 25 años (llegan a los 100). Es bastante difícil hacer fotos sobre un elefante con el paraguas en la otra mano, por eso salen algo movidas.

Hemos visto más ciervos y pájaros, pero ni rastro del rinoceronte. Aún así el paseo en elefante por la selva ha sido lo mejor del chitwan.

Ahora hay que esperar hasta las 4 que sale mi autobús. Mientras tanto me doy un paseo por la zona. El pueblo donde estoy se llama Sauraha. Es pequeño pero tiene bastantes turistas. Andando un poco se encuentran las casas que no viven del turismo. 

Son casas de cañas cubierta por barro, que protege del clima. El techo de paja o chapa y estructura de bambú. Cada casa tiene un establo con uno o dos bueyes y un pequeño terreno para el arroz, además de gallina, patos y cabras. Vamos que prácticamente son autosuficientes.

 Los de las casas de barro son de una etnia en particular, que vivían por el parque y los han reunidos todos aquí (para acabar con la malaria me dicen).No hay sensación de peligrosidad en este sitio.

Para comer hay que pedir siempre comida recién cocinada o fruta para pelar, evitando ensaladas. Y para beber nada mejor que te, y si toman picante por algo será.

 

Mientras escribía el blog ha pasado algo. Se ha escuchado un golpe fuerte y enseguida el dueño del cibercafe ha cerrado la verja y me ha hecho salir por la trastienda corriendo. Por lo visto un elefante se ha revelado, ha tirado al mahud y a arremetido contra la tienda que estaba en frente tirando el cartel y lo q había dentro. Ha sido un momento tenso, se veía miedo en el dueño de la tienda que no confiaba en que la fachada aguantase si  elefante venía a por nosotros.